No podía ser mejor la temporada para el retorno de esta columna de Generación de Opinión Publica, que ésta, la del Pre- de nuestro tradicional e inmaterial Carnaval. Celebro tal circunstancia, porque me permite compartirles el análisis que he hecho, no bajo los efectos de un trago de licor, sino bajo el sustento y compromiso de barranquillera y periodista acuciosa, pero, sobre todo, de ciudadana responsable. La medianoche del sábado 19 de enero, después de la apoteósica Lectura del Bando de la reina Carolina Segebre, la Cambambera de la Pura Alegría. Me disponía a disfrutar de una película de esas de moda, que están nominadas a los Oscar, cuando a mi celular entraron varios mensajes. Eran vídeos, que me enviaba una seguidora virtual, lectora, amiga y joven creativa, no para compartir, sino pidiendo ayuda y denunciando, lo que para ella era un abuso y despropósito de las autoridades: Policía montada y gases lacrimógenos, ahí en el estadero la Troja, (el altar de la salsa) donde ella se encontraba. Disolvían la aglomeración de rumbeadores frenéticos que ocupaban el espacio público.
Como lo pueden comprobar en mis redes sociales, la afectada -en medio de la tos, con lágrimas y gritos de desespero- me advierte mientras grababa, que estaban en una fiesta pacífica y tranquila y que, para nada, previamente, se habían presentado alteraciones o desmanes. Les tengo que confesar que inicialmente solo deseaba no estar en su lugar, para no sentir la misma angustia que me transmitía. Después decidí dejar hasta para unas horas después, la evaluación y divulgación de ese contenido. Hice lo de rigor: verifiqué, contrasté, busqué segundos conceptos y confirmé en uno y otro lado. Entonces determiné publicar un hecho, un registro, que hoy tiene miles de reproducciones desde diferentes partes del mundo y que ratifica la aceptación y sentido de pertenencia que genera nuestra ciudad. No solo es entre los nacidos aquí -residan o no en Colombia- sino, entre los muchos extranjeros, como esos, que cuando vienen a Barranquilla, lo primero que te piden es que los lleves a conocer La Troja. Allá he estado muy poquísimas veces, (lo del titulo arriba es puro plante) porque con lo comunicativa que soy, no me siento cómoda en un lugar donde no puedo conversar. No obstante, valoro el patrimonio recreativo y hasta cultural -si quieren- que dicen que ese lugar representa; respeto a quienes solo les falta guindar una hamaca, ahí entre los parales, para quedarse viviendo su orgullosa condición de trojeros. Agradezco de igual forma, la invaluable presencia de la Policía para mantener el orden y, eso sí, compadezco a los vecinos del sector.
Todo lo anterior y ante la inminencia de nuestro jolgorio centenario, me compromete a pedir que se controlen los excesos, que los uniformados no dejen nunca de hacer lo suyo, que la administración distrital tenga la sabiduría asertiva y requerida para una aplicación ajustada del Código de Policía y así, generar tranquilidad, tolerancia, inclusión, paz y hacer respetar los derechos humanos. Quiera el Dios Momo -que no solo La Troja, sino todos los rumbeaderos y sitios de diversión- sepan comprometerse y auto-regularse para que no solo seamos Capital de Vida, y Pura Alegría, sino además un lugar de maravilla, ubicado en el encuentro del Rio Magdalena con el Mar Caribe, donde se sabe bailar, pero también trabajar y ser buen ciudadano. Les dejo el reto a quienes han cosechado una clientela y un nombre. Por favor, verifiquen, sean selectivos. Tomen medidas internas, para que no haya colados indeseables Eviten que la situación se les salga de las manos, aun cuando esas personas no estén dentro, sino afuera, en la calle. No den papaya para que los sigan tildando de ser antros de delincuencia, droga y prostitución. Sobre todo, rechacen a la gente mala, de corazón dañado y vulgar; reciban en cambio a los buenos, alegres y divertidos, con aura radiante, incapaces de hacer mal a la ciudad, y al prestigio que ustedes han sabido construir. Lo lave es trabajar en alianza para una misma meta: Barranquilla y su marca.
El controvertido Abelardo De la Espriella, en sus columnas deja ñapas. Yo me voy a sofisticar (eso le queda bien es a él, tan elegante y majo). Les compartiré “Postres”
*Postre 1. Ojalá lo de Venezuela se resuelva pronto y a esa vecina nación, puedan regresar rápido, el trabajo y el desarrollo, pero también todos los hombres y mujeres despatriados a la fuerza. ¡Que retornen la libertad y la democracia!
*Postre 2. Disfruto mucho las especulaciones e inexactitudes que se hacen sobre el tema de las elecciones territoriales de octubre. La mayoría están MFT. Es decir, haciendo lo que sabemos, fuera del tiesto. ¡No alcanzan a imaginarse, lo que se está cocinando en materia de candidaturas y coaliciones!
*Postre 3. La acusación de supuesto acoso sexual al Rector de UdeA, no es tal. Ahí no hay acoso, sino un señor verde y calenturiento y una estudiante pre-pago, que se vende. Por ningún lado, ni por delante, ni por detrás, veo configuración de un acoso. Ella vive de eso y él solicita servicios. Lo malo es que eso desdice más de él que de la sujeta.